martes, 19 de abril de 2016

EL PRINCIPIO

Parece mentira que ya estemos a mitad del segundo cuatrimestre de este primer año de carrera. Parece mentira que ya seamos casi 1/4 de enfermer@s. Y parece mentira que después de este tiempo, de este periodo de estudio sin descanso, de la cantidad de trabajos, temas, conceptos extraños y horas sin dormir, esta profesión me guste muchísimo más que al principio de curso. Todas mis amigas me decían que la universidad era como una ruleta rusa, o te salvas de milagro o te quedas en el intento. ¡Y yo tengo la suerte de decir que mi pistola no tenía balas! Estoy realmente orgullosa de lo que estudio, del lugar al que me estoy dirigiendo y de la persona que estoy formando (¡mi yo enfermera!). 
No es que lo crea, es que se que la enfermería es una carrera total y absolutamente vocacional y estoy muy segura de que nadie que no sea estudiante de enfermería podrá entenderlo. Que sí, que en todas las carreras hay gente con vocación; que alguien que estudia cualquier otra carrera puede sentir pasión por lo que está haciendo, pues claro. Pero nadie podrá sentir lo que siente un estudiante de enfermería. La sensación de estar formándose para que al final del camino podamos atender a pacientes y salvarles la vida, ayudarlos a sobrellevar su enfermedad y acompañarlos en cada fase, es algo que no puede expresarse. Dudo que nadie pueda entender jamás esta sensación que la gran mayoría de enfermeros y futuros enfermeros compartimos. 
¡¡Enfermería es más!!